El Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona – Casa de l’Ardiaca (AHCB) presenta la exposición “Morando in Arte. El arte de la procuraduría”. Abierta al público hasta el 9 de noviembre, la muestra “pone en valor la extensa trayectoria de nuestra profesión y hace visibles nuestros orígenes y nuestra evolución con el paso de los siglos”, en palabras de Javier Segura Zariquiey, decano del Ilustre Colegio de Procuradores de los Tribunales de Barcelona (ICPB).
En 2014 el Colegio entregó en comodato su fondo documental al AHCB. Lo hizo con la triple voluntad de garantizar su preservación, hacerlo accesible a los investigadores y hacer una muestra abierta al conjunto de la ciudadanía, que ahora llega de la mano del archivo de la ciudad a su sede de la Casa de l’Ardiaca.
“Morando in Arte. El arte de la procuraduría” se articula a partir de un diálogo entre el fondo documental del Colegio y el del archivo de la ciudad. Lo hace desde la complementariedad que se deriva de la tipología, origen y motivación propios de cada uno de los documentos que conforman la exposición. Una relación que se explica por el hecho de que entre estos hay procedentes de instituciones que, como la monarquía, el Consejo de Ciento y el Ayuntamiento de Barcelona, han dado marco legal a los documentos del Colegio y, en definitiva, y por extensión, han contribuido a la evolución de la procura a lo largo de la historia.
El título “Morando in Arte” se refiere al aprendizaje que el aspirante a ejercer el oficio debía hacer de la mano de un profesional que ya desarrollaba la actividad, es decir, viviendo en la profesión (en la época, las profesiones liberales se llamaban artes).
“Operadores jurídicos con un legado histórico envidiable”
Javier Segura Zariquiey ha remarcado, a propósito del contenido y el sentido de la exposición, que los profesionales de la procura «somos unos operadores jurídicos con un legado histórico envidiable«. Según el AHCB, el Recognoverunt proceres (1284) (imagen 1) es el primer documento que reconoce la existencia de un cuerpo de procuradores en Barcelona: con este capítulo de privilegios concedido a la ciudad, el monarca Pere II regulaba, entre otras cuestiones, las profesiones jurídicas en el marco de la curia real.
Por su parte, las Constitucions de Catalunya (1283) (imagen 2) ofrecen la noticia más antigua de la actuación de un procurador que puede documentarse en los fondos de la AHCB. En ellas se establece la posibilidad de que una mujer heredera de un feudo preste personalmente el acto de vasallaje o nombre a un procurador, pero que no lo preste su marido.
1511: primera corporación del oficio de la procura en la ciudad de Barcelona
En 1511 se constituyó la Cofradía de Procuradores Matriculados de San Ivo. Con la aprobación de Fernando II de Aragón, se erigía la primera corporación del oficio de la procura en la ciudad de Barcelona. Previamente, en época de Jaume II (1294), las primeras ordenaciones otorgadas al cuerpo de procuradores establecieron la obligatoriedad de un examen para ejercer la profesión y la tasación de los salarios de procuradores (también de los abogados), entre otras medidas. Es más, en 1301 se pone como condición necesaria para realizar el examen el hecho de “llevar una vida honorable”.
Los mostrados aquí y otros procedentes del fondo del AHCB, junto con documentos del Colegio de Procuradores de los Tribunales de Barcelona (ahora cedidos al archivo de la ciudad: como por ejemplo, el privilegio otorgado por Fernando II en 1512 reconociendo la constitución de la Cofradía de Procuradores de San Ivo (imagen 3) o la otorgada por Felipe III reconociendo la constitución del Colegio de Notarios Procuradores en 1599 (imagen 4) y también el registro donde consta la primera mujer colegiada en octubre de 1936), forman parte de la exposición de la Casa de l’Ardiaca.
En el marco de la celebración de “Morando in Arte. El arte de la procuraduría” hasta el próximo 9 de noviembre, se prevé que se organicen una serie de sesiones y conferencias temáticas vinculadas a alguno de los elementos históricos que dan contexto a la muestra. El acceso es libre y gratuito para el conjunto de la ciudadanía.
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